Edward Hopper fue el gran retratista de la soledad norteamericana. Siempre sus cuadros reflejan el aislamiento y la incomunicación. Incluso cuando la escena conjunte a varias personas. La frialdad extrema se potencia con el particular uso que Hopper hace de los colores. El lienzo sonoro que presentamos está basado en el óleo homónimo, pintado en 1965.
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